Jesús dice que el que recibe a uno de sus discípulos, a Él recibe. Así mismo dice que el que recibe a un niño, a Él mismo recibe. El que alimenta, viste, sana y acompaña a un necesitado, a Jesucristo alimenta, viste, sana y acompaña.
Teresa de Calcuta insiste en las bienaventuranzas, que dicen que el misericordioso recibirá misericordia y el limpio de corazón verá a Dios. No lo veamos necesariamente como una promesa futura, mas bien entendamos que aquél que se compadece y que de todo corazón pone sus ojos en quien tiene necesidad, pone efectivamente sus ojos en Dios, y le ve personalmente.
He ahí que el misterio de la encarnación configura el carácter del cristiano, en todos los aspectos de su vida, dando gracias a Dios por toda oportunidad de hacer el bien.
Lecturas recomendadas
Mt.10:40; Mt.18:5; Mr.9:37; Lc.9:48; Jn.13:20; Mt.25:37-40; Mt.5:7-8
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