He ahí que ninguna obra buena puede ser meritoria.
Ninguna buena obra puede ser mérito nuestro, pues si es buena es porque se debe a Aquél que es bueno. Es Él quien la ha hecho a través nuestro. Las buenas obras son un regalo que Dios nos ha dado y ha puesto en nuestro camino de antemano, a pesar de que como pecadores no somos dignos de hacer tales obras.
Mientras más sean las buenas obras que hagamos, más y más le debemos a Dios. Pero no hay nada más sublime que ser deudor de Dios... así sabemos que no dejará que estemos muy lejos de Él hasta que paguemos por completo nuestra deuda de amor... con nuestras propias vidas.
Lecturas Recomendadas
1Jn.4-5; 1Cor.13; Ef.2:10; Rom.13:8
No hay comentarios:
Publicar un comentario