lunes, 19 de enero de 2009

Lectura Bíblica, Lisandro Orlov

EVANGELIO Juan 1, 35-42
Traducción: El Libro del Pueblo de Dios. La Biblia. Ediciones Paulinas. Madrid. Buenos Aires. 1990
Al día siguiente, Jesús resolvió partir hacia Galilea. Encontró a Felipe y le dijo: "Sígueme". Felipe era de Betsaida, la ciudad de Andrés y de Pedro.
Felipe encontró a Natanael y le dijo: "Hemos hallado a aquel de quien se habla en la Ley de Moisés y en los Profetas. Es Jesús, el hijo de José de Nazaret". Natanael le preguntó: "¿Acaso puede salir algo bueno de Nazaret?". "Ven y verás", le dijo Felipe. Al ver llegar a Natanael, Jesús dijo: "Este es un verdadero israelita, un hombre sin doblez". "¿De dónde me conoces?", le preguntó Natanael. Jesús le respondió: "Yo te vi. antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera". Natanael le respondió: "Maestro, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel". Jesús continuó: "Porque te dije: 'Te vi debajo de la higuera', crees. Verás cosas más grandes todavía". Y agregó: "Les aseguro que verán el cielo abierto, y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo de la humanidad".
El Evangelio del Señor.


DE SORPRESA EN SORPRESA


Es sorprendente la rapidez y claridad con la que el evangelista nos ubica en la escena. Inmediatamente aparecen los datos de la geografía teológica con la cual se le da el contexto y la perspectiva en la cual se va a desarrollar la convocatoria de quienes son llamados y llamadas a ser discípulos del proyecto del Reino. Esta nueva comunidad, a diferencia de otras, comienza a ser construida desde los márgenes más sospechosos e inesperado. Esta comunidad comienza en Galilea, llamada de los gentiles, es decir, de los diferentes, de los otros y las otras. Es la Galilea de aquellos y aquellas que no son como uno, es el espacio de quienes son mirados de costado. De esos márgenes surgen los primeros discípulos y seguramente de esos mismos márgenes surgirán los y los últimos.

Galilea se contrapone teológicamente con la ortodoxa Judea y con el centro del poder político y religioso que representa todos los Jerusalén de entonces y de ahora. La propuesta de Jesús de Nazaret se fundamenta en la escandalosa convocatoria de aquellos que desde esos centros de poder teológico y estructural son mirados con cierta sorna e ironía. Paradójica comunidad para un paradójico proyecto. El llamado es a seguirle es total, sin preámbulo y sin explicaciones mayores. El hecho de que Felipe, el primer convocado a ser parte de esta sorprendente comunidad, proceda de Betsaida no mejora demasiado la situación. Queda demasiado claro y es el centro del escándalo que esta convocatoria se hace desde los márgenes y esa característica tiene que ser sostenida actualmente por aquellos que pretenden formar parte de este proyecto. Basta de las teologías de la gloria que quieren que los convocados sean puros de tal forma que ni un rayo de luna les haya filtrado, ni que una margarita se diga su hermana.

La segunda parte de esta escena amplia esta sorprendente teología paradójica. Felipe, que aún pertenece en su manera de pensar al antiguo régimen anuncia que ha encontrado “a aquel de quien se habla en la Ley de Moisés y en los Profetas”. Tenemos que tener cuidado con estas supuestas continuidades. Jesús de Nazaret más bien es una ruptura con las expectativas que había creado una cierta lectura fundamentalista de ese mismo Moisés y de esos mismos Profetas. Es necesario reconocer que Jesús de Nazaret cumple con esas profecías siempre y cuando hagamos una lectura selectiva. No todo se desarrolla como era esperado ni de la misma manera. La Encarnación paradójica de Aquel que es el compañero de todas y todos los marginados, es una sorprendente y escandalosa revolución de valores y conductas, que tiene muy poco que ver con Moisés y con mucho de aquello que anunciaron los profetas. Muchas veces es todo una inesperada alternativa.

El diálogo que se establece entre los protagonistas de la escena, es decir, entre Felipe, Natanael y Jesús el hijo de José de Nazaret es ilustrativo del encuentro de escuelas teológicas divergentes. Felipe continúa pensando de acuerdo al antiguo régimen y viejas expectativas de una sospechosa gloria, si la miramos desde los valores del Reino. Indudablemente no ha comprendido muy bien a Aquel que ha encontrado. Natanael razona de acuerdo a esas mismas normas y espera que lo bueno proceda de Judea y de Jerusalén. No puede comprender que el nuevo proyecto revelado en Jesús el hijo de José de Nazaret es totalmente diferente. Es lógico que no pueda esperar nada bueno que venga desde los márgenes, desde las y los excluidos, desde los espacios sospechosos y despreciados. Para quienes trabajamos en el contexto de la epidemia del vih y del sida, sería como proponer a nuestros hermanos y hermanas, que también continúan pensando a la antigua, le dijéramos que la salvación y la renovación de nuestros sueños y de nuestras comunidades vienen de las personas y grupos vulnerables al vih o al sida. Si dijéramos eso estaríamos próximo a la reacción que vivió Natanael y estoy seguro que nuestra reacción no sería muy diferente. Pero ese es el centro del escándalo del paradójico compañero de aventura.

Aquel que despoja a toda criatura de estigmas y marginación revela la verdadera identidad de Natanael. En la nueva comunidad construida desde las márgenes de todos los centros de poder, nadie necesita fingir otra identidad o pretender representar una identidad que no le corresponde. Aquél que viene de Nazaret llama a seguirle a cada uno con su verdadera identidad, sin necesidad de continuar encerrados en el armario o en el closet de los temores a lo que otras y otros dirán. Muchas personas y grupos que viven en situación de vulnerabilidad al estigma y la exclusión pueden hacerse la misma pregunta de Natanael: ¿de dónde me conoces? Sabemos que Aquel que llama conoce a todas las personas en su identidad antes que fueran convocados al proyecto del Reino. Es por ello que hoy, en nuestro acompañamiento a la diversidad de identidades que son convocados a incorporarse al proyecto de una comunidad de radical equidad e igualdad, nuestro sueño y nuestra utopía es hacer nuestra la afirmación de Felipe: “Ven y verás”. ¡Basta de discursos y fundamentaciones teológicas que nos permitan abrir las puertas de nuestras comunidades sin condiciones! Estamos llamados y llamadas a ser comunidades radicalmente inclusivas.

En toda la serie de nombres mesiánicos que se le asigna a Jesús en este pasaje me quedo con el único que es un escándalo: Jesús de Nazaret. Este título es el verdaderamente nuevo e inesperado. Todos los demás corresponden al antiguo régimen pero colocado en el lugar inesperado. El título es viejo pero es nueva la calidad de la persona sobre la cual se aplica.

Prefiero ese dulce nombre de Jesús de Nazaret, el que viene de los márgenes y de los espacios desde los cuales nada bueno esperamos utilizando criterios lógicos y moderadamente humanos. Esa forma de designar a Aquel que ama a las y los transgresores, es toda una planificación estratégica y una confesión de comunión y pertenencia. Además se contrapone y equilibra el pensar un Jesús de Belén. Siempre me he sentido algo incomodo con los intentos tan atrevidos de querer relacionar a Jesús con el Rey David, personaje que andaba a los mamporros por el mundo para establecer su poder político. Me cuesta pensar en que el monte Sión sea el trono de Aquel que ama la paz, sabiendo toda la sangre que se derramó y las cabezas que rodaron para conquistarlo. No me gusta ese proyecto centrado en Belén, a pesar de todos los pesebres. La sombra de aquel rey con espada en mano no termino de digerirlo. Prefiero Nazaret a Belén.

A la teología de gloria que tan entusiastamente proclama Natanael, con la confesión de Maestro, Hijo de Dios y Rey de Israel, todos títulos esperados y nuevamente confundido con ese proyecto político de reyes y príncipes que es refleja un proyecto muy jerárquico y poco democrático, prefiero al Jesús de todos los Nazaret que con ironía y con sorpresa reacciona ante una tan desmedida confesión fundamentada en revelaciones de identidades. Lo maravilloso aún está por venir. Porque esa incondicional aceptación de identidades diversas, esa construcción de una comunidad compuesta por todos aquellos y aquellas que vienen de los cuatro puntos cardinales de todos los márgenes de la historia y de la vida, pagará un precio. Es en la cruz donde veremos la plenitud de la comunión con los márgenes. Es allí donde veremos los cielos abiertos para todos y todas, para la diversidad de los márgenes. Es allí, en la cruz que veremos a los ángeles del que ama la diversidad primero subir con ese regalo de la inclusividad y bajar con sobre el Hijo de la humanidad con la misión y tarea de seguirle en la construcción del nuevo espacio de la radical inclusividad. Ese es el verdadero Evangelio que sustenta a todos y todas.

Para la oración de las y los fieles
Guiados por la voz de tu llamado a seguir a Aquel que viene desde los márgenes y dejarnos iluminar por su brillante luz, te imploramos por tu iglesia y por todos aquellos y aquellas que esperan que sus identidades sean reconocidas en el amor

Se hace un breve silencio.

Tu compasión abarca a todos y todas, tu brillante luz ilumina toda identidad y hecha fuera todo temor y todas las tinieblas de los estigmas y las discriminaciones. Aporta a tu comunidad la fortaleza de ser el espacio donde las divisiones son curadas, los enfrentamientos pacificados y las lágrimas enjugadas. Concédenos ser nosotras y nosotros mismos luz en medio de tantas tinieblas que nacen de la ignorancia y sentimientos de falsas e insoportables sentimientos de superioridad o de exclusividad. Señor, tú nos sondeas y nos conoces, tú sabes si nos sentamos o nos levantamos, de lejos percibes lo que pensamos

Origen de toda compasión y justicia, fortalece la vida en la inclusividad de toda tu iglesia. Guía a nuestra comunidad en los caminos nuevos y paradójicos de tu Evangelio. Concédenos el don de saber dialogar y valorar la diversidad entre culturas, personas y caminos, para que nos podamos contemplar en la unidad de saber que formamos parte de la una y santa comunidad que vive bajo tu cruz. Antes que la palabra esté en nuestra lengua, tú, Señor, la conoces plenamente.

Fidelidad eterna y sin quiebres, enriquece a esta comunidad con los dones pastorales y de servicio que pone de manifiesto las fuentes de todas las injusticias y todas las inequidades. Ayúdanos a usar la fuerza de tu Espíritu para que toda nuestra persona esté al servicio del proyecto del espacio en el cual tu voluntad se cumple y tu nombre se santifica en nuestros compromisos, palabras y acciones. Nos rodeas por detrás y por delante y tienes puesta tu mano sobre nosotros y nosotras.

Oración comunitaria
Tu que tienes las llaves de todas las puertas, y que mostraste la verdadera gloria en la cruz de Jesús de Nazaret y llamaste a seguirte a través de la fe en las palabras y acciones de Aquel que se hace maestro, camino y puerta. De la misma forma que en su Encarnación nos trajo una paradójica y sorprendente alegría y sanación para una realidad quebrada y dividida, concédenos una mirada que transforme todas las identidades en un espacio sagrado que revele tu presencia y amor incondicional. Te lo pedimos por el mismo Jesús, hijo de José de Nazaret, que es nuestro maestro y hermano. Amén.

Pastor Lisandro Orlov
Pastoral Ecuménica VIH-SIDA
Buenos Aires. Argentina
Noviembre 2008

2 comentarios:

Apologética dijo...

saludos en la luz

Anónimo dijo...

Querid@s herman@s en Cristo ,gays , lesbianas y transexuales de las Iglesias evangélicas. Tras más de 20 años de trabajo misionero y ministerial por mi parte en el protestantismo español, pronto ocurrirá el milagro.

Vamos a celebrar la primera asamblea de pastores y laicos de España para dar una solución eclesial definitiva a los hermanos LGTB.

Será el tercer fin de semana de Mayo.

Esperamos contar con todos vosotros.

Gracias y escríbenos a:

anderlibre@yahoo.es

hermano Andres: 662310951